La caída del muro de Berlín provocó dentro del mundo de la sociología y más concretamente dentro de la ESCP una intelectualización sin norte político; en el caso de los profes politizados un arrinconamiento en las teorías de la cultura, para no ser masacrados por el karateca gringo y sus secuaces de la flacso que proclamaban felizmente “el fin de la historia” y un desprecio por el marxismo en tanto lectura dinosaúrica. Por su parte algunos latinoamericanos proponían furiosamente leer el “manual del perfecto idiota latinoamericano” ventrilocuado febrilmente por los velascos, nietos & cia.
Esta miopía sociológica no es gratuita. La pérdida de enfoque respecto a la organización popular y los movimientos sociales, por parte de la universidad en general y de la ESCP en particular, se viene dando desde ya un par de decenios atrás. Con la desarticulación de las luchas campesinas, cuya algidez y agudización fue mermada por una astuta reforma agraria, sumada a la vertiginosa transformación productiva hacia un modelo de industrialización patrocinada por el boom petrolero, se termina quebrando la base social para cualquier posible conformación de un movimiento.
Cuando la confrontación social cambia de escenario del campo a la ciudad, aparece un robustecido movimiento urbano encabezado por los trabajadores organizados, que encuentra su mayor punto de convocatoria en las grandes movilizaciones y huelgas generales de inicios de los 80’. Sin embargo, con la autopista abierta para el neoliberalismo con la caída del socialismo soviético, el ajuste en el código laboral bajo el discurso de modernización del Estado, no se hizo esperar, y el movimiento obrero golpeado sistemáticamente, por fuera y por dentro, fue debilitándose hasta llegar a la situación actual de casi ausencia. En todo caso, en los dos momentos, tanto en las luchas campesinas como en las urbanas la universidad tuvo una participación orgánica muy importante, y dentro de esa vinculación orgánica, los estudiantes eran la estructura neurálgica. Hoy con una base social desarticulada por las transformaciones internas sufridas con la arremetida neoliberal, los intelectuales han perdido toda perspectiva de organicidad, perfilando una revolución de escritorio.
I. Los 90…
Se generó una excesiva preocupación por tener un trabajo, sin interés por establecer lógicas mínimas de militancia, aunque se institucionalizó la práctica del cafetín y el debate en los corredores: esto derivó en la militancia activa en las cantinas y parques de la central.
Un traslado de los sociólogos hacia la especialización proyectológica, a la par de la apertura del mercado oenegético, y de ahí un giro conceptual hacia las lecturas de la diferencia y de la inclusión culturalista, que desde los 80 entra a tratar de despolitizar las líneas duras de los partidos políticos y de los sindicatos. En otras palabras, la posibilidad del cambio revolucionario se volvió una caricatura mal hecha. Se genera un ethos de cotidianidad atomizada, no sólo se posmoderniza la vida debido a la caída del muro, sino que se sinonimiza “libertad” con libertad del consumo.
Nos quedamos sin pan ni pedazo, sin guerrilla y sin Estado por tanto operaba el pleno desempleo. Ligado paralela y simultáneamente a una macdonalización de las costumbres, una precariedad en las relaciones sociales, vinculadas al embate aparentemente reforzante de los cambios tecnológicos (internet, celular, 2000) y un retroceso en los valores, un robustecimiento de la moral ante la ausencia de una educación pública laica fuerte, la monogamia obligatoria, lo androcéntrico caballérico, se instauró el winnerismo (time is Money) como sentido único.
Es precisamente esta década la que marcará la pauta para que se posicione el “estigma del Estado”: la ineficacia y el enquistamiento burocrático que no respondía al vertiginoso desarrollo económico. La privatización de la sociedad que deviene en un desinterés y deslegitimación de lo público se instaura como sentido común. Y la apertura para el flujo incesante de capitales se convertía en una necesidad apremiante, y la forma en la que se consolidó fue la ONG.
II. Mientras tanto…
Casi siempre a espaldas de los sociólogos (intelectuales) se fueron politizando, los indígenas, pero no sin los fondos provenientes de la cooperación internacional. La etnia repolitizó la identidad y le dotó de contenidos de clase, pero no en tanto explotados sino en tanto excluidos (aunque eso parecía implícito) lo que a la larga terminó corporativizándolos.
Desde los sociólogos, apenas intentos tímidos por parte del estudiantado de retomar algo del debate político, mientras en todo el continente se movían las frutas desde abajo, (EZLN, MAS, MST, VIA Campesina) y los sociólogos intentábamos que nos tomen en cuenta, y solo éramos el acompañante mishu logísitico, subidos a un tren en el que fuimos invitados de segunda por nuestro propio despiste.
Para todo esto, cabe acotar que hasta el dos mil prácticamente ningún aspirante a sociólogo trabajaba en la carrera antes de egresar. Situación que hoy ha cambiado, porque desde el segundo semestre ya se está vinculado/a a actividades laborales que tienen que ver con la sociología, claro está, actividades relacionadas con la tecno-sociología.
III. Los 2000…
Los cambios parecían venirse de manera positiva, “ya no se venía una tenaz” si no chéveres amaneceres cafetacubescos; el cambio operado por los MS en todo el continente prometía albas wipalescas, pero nada. No hay que negar que el camino de la diferencia abrió amplios espectros laborales para nosotros.
El neoliberalismo no pudo más y se vino abajo, todo el discurso de la flexibilización laboral y la tercerización no soportaron y tuvimos feriados, corralitos, cacerolazos. Los TLC (por lo menos en Ecuador) no fraguaron. Y este país no se neoliberalizó por completo gracias a los indios y a buena parte de los atrasapueblos sindicalizados, justo a esos que la revolución ciudadana denomina “cuatro pelafustanes mediocres”.
Parecía que se creaban las condiciones de un cambio paradigmático más incluyente, para un “nunca más sin nosotros”. Al mismo tiempo y en el salón de la justicia, los indios se fueron corporativizando y metiendo discursivamente en el estado-centrismo criollo y perdieron de vista su “mandar-obedeciendo”. Pero para el mundo mestizo intelectualoide los indios no podían autogobernarse, necesitaban que venga un capataz mishu que dé pensando. Botamos al siete armonías y lo reemplazamos por Lucio.
El Estado y las oeneges fueron creciendo y los sociólogos fuimos fagocitados felizmente por ellos, ya había laburo en la carrera antes de egresar. Vientos de repolitización parecían soplar, pero el capataz los traicionó y se inventó un censo donde solo eran el 8%, por lo tanto ellos no lo pusieron en el poder. La suerte estaba echada y los “mishus-progre-seseribo-pobrediablo-aguijón-maestríadetresmesesenespaña-sangabriel-lasalle-clasemedia-católica-flacso-andina” se habían puesto las pilas a punta de forosocialmundial/llucsykaymanta y cuanta organización tecnócrata globalizada hubiera, dijeron hay que reinventar el Estado, pero no a la vieja usanza si no de una manera oenegética dindi. Había que desmovilizar a la beligerancia y había que generar gobiernos “buena onda” en todo el continente, nos llenamos de bachelets, lulas, kischner por un lado y por otro de chávezevoscorreasortegas, estados grandes pero no pipones, sino musculosos, tonificados y layt, la juventud se instaló en el Estado. Pero no pensando lo público desde el barrio, desde el bus atestado, desde la falta de agua potable, sino desde la lectura asistencialista “que les hace falta, pensemos, pensemos” el sentido de la Revolución Ciudadana, urbana, clase media, inodora transformó el suma kawsay en iglesias primitivas y rituales pachamama que habitan en Tumbaco, donde actualmente se piensa el Estado.
La pregunta es ¿Cuál es la diferencia en el fondo? Si Mahuad (yuppie) pertenece a la lógica “quien se robó mi queso” y la lógica SEMPLADES obedece al mix sabina-saramago-faiclub-chicharra (bohemiam&bourguesian), enfatizando que los unos trabajaban como locos y se nutren de new age y los otros, recuperan la boheme aunque trabajando igual que los anteriores. Ante eso aventuramos una respuesta: los segundos, por lo menos vieron las desigualdades sociales en national geographic y los primeros ni eso.
IV. Oeneges: talleritis, consultivitis
El Estado plenamente indiferenciado con las lógicas de las oeneges, ya no sólo en el discurso sino también en la forma: “flor de loto”; se ha convertido en un espacio más de talleritis aguditis, corriendo de una provincia a otra donde se hacen dinámicas para no aburrir: “haber compas hagamos una lluvia de ideas”, la informalidad y la buena onda priman.
La felicidad, la sonrisa obligatoria de todas las fotos, la inmortalidad absurda de todos los talleres, todos debemos triunfar porque estamos obligados a salir adelante: “chocolate caliente para el alma” vuelto ley, todos podemos.
La idea es que “todos estamos incluidos” desde la mera ficción de la participación. Hay que justificar recursos, hay que canalizar voluntades, debemos creer que todxs estamos construyendo “la Patria”. El simulacro de la coparticipación colectiva-chévere-incluyente, comprensiva, es la regla a seguir, todxs somos parte de la aldea global donde a tod@s se nos toma en cuenta… Menchira: La cancha ya estaba trazada y el resultado ya se sabía.
V. Como “debemos de ser” para estar incluidos
Para surfear la nueva ola de la tecno-burocracia, uno de los parámetros de selección termina siendo la edad, puesto que ser joven/buena onda, implica ser eficiente, proactivo, con capacidad de renovación, fácil de movilizar y obligatoriamente críticos; cumpliendo con los requerimientos indispensables para la optimización de las actividades en el Estado.
Los sociólogos jóvenes que históricamente estábamos excluidos de los espacios de decisión, seguimos aut, aunque aparentemente nos convertimos en actores importantes en el sector público. Como funcionarios técnicos, en muchos casos seguimos siendo parte de la logística, sin incidir políticamente en la toma de decisiones, cosa que tampoco nos interesa, bajo la idea de que política y técnica no se mezclan. Tomando la herencia de la cultura neoliberal, en relación a que la política se ve reducida a cálculos económicos, y a soluciones técnicas para los problemas.
Terminamos siendo la fuerza de trabajo más fácil de moldear a las condiciones de sobrexplotación, y aunque en la práctica no somos más del 5%, nos volvimos el modelo hegemónico de la burocracia eficiente. Esta versatilidad se debe a que en la mayoría de los casos, no tenemos responsabilidades de manutención a terceros, el salario ya no es concebido como el medio para la sobrevivencia, sino que se convierte en el capital simbólico a conseguir para ser reconocidamente winners.
Por eso es que el trabajo dejó de ser ajeno y de estorbar, para pasar a ser una militancia; al contrario del 95% de burócratas que aun están en la lógica de antes, que desde las 4:30 miran cada segundo el reloj para salir corriendo…. Mientras que ahora, las horas pasan y no nos desesperan, purque el trabajo se lleva fácil en una mochila, y hasta nos agrada, sin importar la hora, ni el día de la semana, ni la actividad. En fin, decir: “estoy a full trabajando ”, es cool.
VI. ¿…Y los sociólogos?
Pues sencillo, nos volvimos TODOS clase media educada de corazón, así en los ingresos no lo fuéramos, perdimos la posibilidad de mirar desde afuera, nos trepamos al carrusel de la felicidad del pleno empleo, nos bajamos en el tobogán del haycamelloparatod@s, nos igualamos a los de más arribita para no parecer loosers y choleamos nuestros pasados. No logramos mirar en perspectiva, no pudimos reconocer las falencias de nuestros barrios y supusimos que por ser sociólogos todos vivíamos imaginariamente en la floresta. El cinismo sabinista se instaló como norte de la izquierda feliz y creímos que lo nuestro duraría mucho más que “dos cubos de hielo en un güisqui onderocs”.
Somos parte de ese nuevo tecno-burócrata proactivo y eficaz, que aparece oficialmente hace tres años, respondiendo aparentemente a la potenciación del sector público con incentivos a la eficiencia, valorando así el espíritu de entrega y compromiso. Esta dinámica ha convertido a los espacios de administración pública en reproductores de las lógicas y políticas de la empresa privada: “donde todos hacemos la Patria”.
En esta dinámica se hace evidente que el neoliberalismo -a pesar de no haberse concretado con su proyecto privatizador- en la cultura política y la cotidianidad de lo laboral está vigente, y podríamos decir que en el Gobierno de la Revolución Ciudadana está más al día con el individualismo pop-estar de lo que creemos.
A fin de cuentas este neodesarrollismo no está presente solamente en el Estado ni en las ong´s, sino también en los institutos de investigación supuestamente comprometidos con las “poblaciones en riesgo”, auspiciados simbólicamente por las universidades de postgrado, y financiados por la cooperación internacional; mintiéndonos que estamos afuera y en contra, cuando en realidad estamos adentro y a favor, pero juego de palabras por medio no estamos ni adentro, ni afuera, ni en nada, somos meros mishus que administramos la plata de otros; tomándonos los güiscachos, aunque sean mac gregor , pero güiscachos al fin.
Hemos terminado engullendo y reproduciendo el conocimiento y la tecnología que viene empaquetada y con manual de instrucciones, por eso quizá “no agarramos ni una” de lo que pasa en nuestro entorno. Perdimos la posibilidad de pensar desde afuera y orgánicamente. A la final se trata de tener nuestras casas “incluyentemente: escuchando al otro”, con los problemas estructurales de fondo sin resolver, porque la “Patria ya es de todos”.
VII. La lógica oenegera de las escuelas….
Cualquiera pensaría que esta es una cosa que aparece ahora, con el apogeo de la Revolución Ciudadana y la reconstitución del Estado, pero el detalle es que esta lógica viene desde las propias oeneges que se han instalado en éste y en la misma sociedad. La escuela de sociología sería un ejemplo de esto. El ambiente “fresco”, la aparente “horizontalidad” de las relaciones entre los profes y los alumnos, el hecho de que no se tome lista, el tuteo, las bebetizas en las cantinas como nuevas aulas de aprendizaje. Es verdad que para todos nosotros, esa era una de las mayores reivindicaciones de estudiar sociología, pero nunca cachamos que esto se quedó en la forma, en el intento cotidiano de la ruptura, pero no pasó de ser lo cool, terminando en el pacto de agache por supuestamente estar en contra del orden; no tocó las relaciones de poder reales, se quedó en el puro estail.
Con todo esto vino una tendencia hacia la tecnificación de la sociología, una colección de títulos, vivencias, viajes; en fin hay que acumular la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible, haciendo efectiva la lógica de la meritocracia. Lo forma cool del sociólogo se convirtió en lógica hegemónica y por eso estudiar sociología hoy resulta ser un “buen negocio”.
En los 80, estudiar sociología era una ética de vida, porque lo más probable es que no se encontraría trabajo, fue vista como una posibilidad de afianzar la vinculación y el compromiso con las organizaciones sociales, sin que esto signifique que “todo pasado fue mejor”; pero por lo menos el compromiso se trasladó a los barrios, trabajadores, indios, etc.; todavía se estaba fuera.
A pesar de esto, aún existe gente que no se tragó el cuento de la posmodernidad, que no termina de creérsela, que aún plantea la posibilidad de mirar más allá de las formas, de los discursos de la horizontalidad y sobre todo que se escapó a eso de ser clase media-buena onda.
VIII. Desde donde hablamos.
Para que no se crea que hablamos desde el mero resentimiento diremos que el texto está abordado desde seis categorías fuertes:
1.- La primera es un tanto larga pero no es mas que una y se hace desde la lectura que desarrolla Barthes acerca del habla mítica. Este afirma que para el lenguaje convertirse en mito necesita de ciertas condiciones particulares y que todo puede servir de soporte para el habla mítica, en este caso venimos hablando de cómo las escuelas de Sociología devinieron en mitologías. Damos algunos puntos para ejemplificar:
a) Para eso se necesita una cadena del lenguaje existente previamente: Sociología-pensamiento-criticidad, otra infaltable es: horizontalidad-informalidad-buena onda. La cual a su vez tuvo-tiene un proceso de ida-vuelta-ida entre las aulas-oeneges-Estado-aulas, cuyo resultante es una forma alejada, empobrecida y vaciada de su sentido inicial.
b) El mito no oculta nada, no desaparece, disfraza empobreciendo el concepto de lo crítico y deformándolo hasta cambiarle de contenido. Entonces el deber-ser crítico habría presentado la forma que a su vez distancia el sentido haciendo de esta una palabra robada y devuelta pero no en su lugar. El mito trabaja con imágenes pobres, incompletas que develan lo arbitrario de su significación actual.
c) Para Barthes las clases dominantes transforman la historia en naturaleza, eliminando lo real y despolitizando el habla; pues el mito no niega las cosas, su función más bien es hablar de ellas, purificándolas, aboliendo la complejidad, las contradicciones y refuncionalizándolas a su favor.
d) El mitólogo en este sentido es quien se aísla de la colectividad, la representa a partir de la interpretación que hace de la misma, pero en una construcción del lenguaje que lo aleja más.
e) Para Barthes, la búsqueda debe estar encaminada a lograr una reconciliación entre la realidad y los seres humanos, del habla, de la poesía, de la política.
2.- Por otra parte se retoma la interpretación que se hace de Gramsci en lo que se refiere a la hegemonía: ésta, sobre todo, para existir tiene que hacerlo desde el consenso de las mayorías. En este sentido “lo crítico” se habría incorporado a la visión hegemónica de la construcción del poder en el sentido del style, es decir, nos habríamos vuelto críticos por obligación, pero esta criticidad sería un mero performance en el que se habría perdido el sentido transgresor de la palabra, estaría fagocitada por el habla mítica y la criticidad vuelta mero signo.
3.- Hagas lo que hagas tienes que creértela, porque TÚ eres la empresa, TÚ eres el estado y además debes estar feliz. Bourdieu no se equivocaba en su texto sobre la distinción al intentar retratar a la nueva burguesía, esa mixtura felicidad-progreso alcanzó hasta a los sociólogos, DEBES SER CRÍTICO y proactivo.
4.- Desde la construcción de ciertas historias locales que luego se asumieron como universales. Wallerstein cuando se refiere al sistema-mundo moderno nos explica como a partir de ciertos particulares se van erigiendo, validando y deseando algo que parte desde una localidad (en este caso Quito) y se convierte en nacional.
5.- Silvia Rivera Cusicanqui en su texto: “sendas y senderos en la ciencia social andina”. habla de las diferencias en el ejercicio de las ciencias sociales entre Perú y Bolivia, ella afirma que la academia peruana no pudo ver llegar a Sendero Luminoso en los 80 porque su academia se encontraba muy elitizada y eso les impedía observar lo que ocurría en el pueblo, en cambio la academia boliviana -afirma- se construyó desde una mayor interpenetración entre academia y movimientos sociales. Pregunto: ¿Nosotros que estamos viendo?
6.- La lectura que hace Franz Fanon en los “Condenados de la Tierra” donde se refiere a la furia de los desheredados, reclama la posibilidad de pensar desde la furia, de escribir desde el resentimiento, este texto intenta pensar desde ahí.
IX. ¿… Y el Congreso?
El IX Congreso de Sociología y Ciencias Sociales se inscribe en un momento donde las conmociones político-sociales, en la sociedad ecuatoriana, en particular, y el mundo, en general, están en un punto muy álgido; en el plano nacional: el fenómeno Correa, el efímero restablecimiento del movimiento indígena, nueva Constitución y leyes en los diversos campos estratégicos del Estado, entre otros; en el plano internacional: la caída del presidente de Honduras, el supuesto cambio de cambio de rumbo, con el nuevo presidente en la casa blanca, el desenvolvimiento del llamado socialismo del siglo XXI, son algunos elementos que nos han dicho caracterizan este contexto.
Sin embargo, de todo lo que la coyuntura nos brinda, la sociología y los sociólogos no estamos mirando todo aquello que a nuestra vista ocurre, o más bien miramos lo que el poder nos permite. En otras palabras nos estamos mirando el pupo.
Si bien cuestionamos en el discurso la gestión de una persona que cumple dos años de-función, en la práctica hacemos lo mismo que con todo, nada, quedando así aislados y anulados políticamente, dando como resultado su validación; tenemos edificio nuevo, ¿Qué más queremos?, por lo menos hay como tomárselo en paz…
Todo esto lleva a que porjemplo: no se invite a los estudiantes, sino como meros “ayudantes de santa”, la temática no refleja la densidad y complejidad por la que está atravesando las ciencias sociales en este momento, un afiche siempre debe expresar un concepto en este caso el afiche lo hace, o sea refleja en lo que estamos… en nada.
Desde el pupo y el festejo la lógica del encuentro expresa el quiteñocentrismo elevado a categoría nacional. ¿Para qué queremos hacer un encuentro? ¿Para juntarnos los amiguis a conversar? Este es un ejemplo práctico de cómo se construyen los universales a partir de los particulares, como podemos llamarle a esto un Encuentro Nacional de Sociología cuando en realidad el 78% de los que participan como ponentes son quiteños o viven aquí, cómo pretendemos construir pensamiento “nacional” si tod@s somos de esta ciudad. Esto lastimosamente pasa con todo, más allá de las Naciones Unidas al norte y de la Patria al sur, existe el vacío “cero polito”, se acaba el país, absolutamente toda la lógica estatal, oenegética, farrera se concentra en esta zona de la ciudad y para cerrarnos más aún se podría afirmar que el barrio la Floresta “es el país”.
¿Para qué hacer un encuentro NACIONAL? sino como autoafirmación de lo hiper centralizados que estamos, si podíamos juntarnos en el aguijón o en algún plantón para decir con golpes de pecho que “se viene una tenaz” y que con este Correa neoliberal ya no se puede, pero seguimos trabajando en el Estado. Creemos que este encuentro es la afirmación tajante de que nos falta un Ubicatex forte urgente: ¿No será demasiado tarde?
Ya no más con la boina calada al estilo del che, ni poncho indígena como antibalas contra el sentido común hegemónico, o todo junto pero solo si me queda bien. Ahora se diría que la cosa es con su mochila jansport al hombro y su laptop como arma resuelve conflictos.
X. Para no quedar como los meros come mierdas… ahora sí las propuestas: par de patadas de angustia para no morir.
Que nos queda: Repensar la posibilidad de la organización. Quitándonos el lente de la nostalgia de los setenta y ochenta, camellando el ahora sin olvidar la historia. Pensando lo imposible y lo impensable, quitándole tiempo al tiempo. No dejándonos tragar por la lógica del placer. No creyéndonos el cuento que en el trabajo militamos. Construyendo un afuera y en contra; en fin, revalorizando la utopía.