viernes, 5 de junio de 2009

LE FALTA IMPULSO


Al final le matan calas, es lo que te diría algún primo aguafiestas que ya se vio la peli. Para hablar de Impulso hay que hacerlo contando el final, pues aunque tenga ciertas bondades fotográficas y pueda mantener el suspenso en buena parte de la película, es de aquellas producciones en donde todo ya está contado, dicho, preformateado; cuando parece que va a romper el molde, todo regresa a su cauce, al orden “natural” de las cosas.

Una chica del sur -Jessica-, que estudia en un colegio público, incomprendida (si no eres incomprendido para que eres joven), apurada por estar y por llegar a ninguna parte, -freak o rara como pretende serlo la gran mayoría- decide un buen día que está cansada de la ciudad, de sus amigos, de su familia y parte hacia el campo, en busca de su padre y en ese hacerlo (la película se pierde en otras disquisiciones) se encuentra con aquello que andaba buscando. Esa sería, poco más poco, menos la sinopsis oficial de la cinta. Ahora intentemos desmenuzarla:

Lo joven, entendido desde la incomprensión eterna, desde el ser sureña, desde la ebriedad “ontológica” de los rockeros; cargada de estereotipos hasta la saciedad en su abordaje. Llena de clichés, sino estás en la Alameda y no comes chancrosas (si es que eres adolescente claro está) no eres del sur; dentro del imaginario norteño del director eso es ser joven del sur.

También da la impresión que ser jovensureñorockero, tener una madre migrante y un padre que abandona son sinónimos, (de ahí su rebeldía cachas) Jessica vive con su abuela (que la quiere, para que más están las abuelas) y su tía que todo el tiempo está en contra de ella; un buen día la Jesi se cabrea y decide ir en busca de su padre, entonces deja botando los cuadernos que vendría a ser, un romper con la institución (urbana-escolar-familiar) y empieza a buscarlo, una introspección hacia un mundo rural que mas parece un viaje a un Spa por Papallacta, donde haces rafting, trekking, biking, montas a caballo por la módica cuota de…

Obviamente cuando llega, sus tíos no entienden su facha, les parece una marciana que en el mejor de los casos la pueden tolerar, porque es su sangre, (lo evidente y los esencialismos en está película están a flor de piel) Encuentra a su primo que vive en el campo a quien se le sale el !O sea huevón¡ (y si no los dice los piensa) cada que abre la boca. No puede ser peor actor el pobre. Al paso te das cuenta que entre ellos nace algo (a la prima la pierna encima, ichi, ichi)

Me pregunto: Será que la realidad es tan encasillable o será que lo que tenemos a mano para imaginárnosla es tan poco…

Tiene un buen ritmo, eso no hay que negar, hasta muy avanzada la película no te das cuenta de que está pasando y te enganchas en esa suerte de suspense repetido hasta el cansancio en las películas japonesas con espejos tapados, espejos que se rompen y puertas que se cierran. Por otra parte, la fotografía está muy bien, las tomas están muy bien manejadas y no es paisajista (como otritas) a lo mucho tiene una playita del amorrr, pero no es redundante ni excesiva en mostrar la naturaleza.

En cambio el manejo de lo onírico, de los sueños, del coma, de los reflejos de espejo; no es que se los aborda de manera compleja, sino que la edición es hecho pelotas y resulta un champus al intentar desenhebrar que mismo pasa, de ahí un poco la confusión que genera la peli, haciéndote creer que es densa, cala.

El punto es que el primo está en coma y solo ella lo ve, pero ella no sabe que está en coma y sus tíos no le cuentan (un tanto sacado de los pelos) poco a poco se van sumergiendo en una relación sentimental, en donde ella y él tienen relaciones en un plano astral, de donde se puede inferir que o él es muy denso porque se puede materializar o ella es muy leve y se desmaterializa, o sencillamente ella está loca. Pero aquí se complica porque los tíos también saben y es por eso que no destapan los espejos, entonces como resultado tenemos que es una familia de locos, que puede ver a los muertos a través de los espejos y que además se mueren en el agua.

Mientras transcurre su vida en el mundo rural (por encame de su tía, -la de hacienda no la de ciudad-) poco a poco va cambiando su estética, primero serán unos zapatos, luego será un pantalón, al final también la blusa, y lo que podría haber sido un recambio interesante con respecto a la perspectiva de la muerte, es decir, la muerte te encuentra vestido de colores. A su regreso a la ciudad …se vuelve a enfundar las botas negras y el jean viejo, es decir, morirá con las botas puestas, con el atuendo necro, con el estereotipo del rockero.

O también en el caso de esta filmación, puede entenderse, como una metáfora del abandono progresivo de la ciudad decadente (negra, bizarra) y un llegar al campo paulatinamente con colorinches.

Dentro de la simbólica católica cristiana lo negro representa la muerte, el luto, el dolor; el movimiento rocker de alguna manera se acoge a esa estética; en la peli la chica se viste de negro y parecería buscar la muerte, aunque eso no es exclusivo de l@s rocker, es más un síntoma de la época (estar bajón, sentirse solo, todo vale verga, nadie me entiende todos me odian mejor me como un gusanito) En todo caso aquí es donde le encuentro sentido al título de la peli, es el impulso que hace falta para saltar -hacia el otro lado del espejo o hacia el agua-, si es que eres incomprendido.

Un poco el mensaje que queda y que es el subtítulo de la película: el que busca encuentra, ¿Qué busca? ¿Quién busca a quien? ¿Qué encuentra? Pues si eres joven rockero sureño desubicado y no hallas tu lugar en la tierra, por tanto quieres morirte y lo vas a lograr si realmente lo deseas; haciendo todas las salvedades del caso, te queda un poco la idea de que el que es rico, rico se queda y el que es pobre de igual manera; de pronto da la sensación de que habría una sobredeterminación socio-histórica para encontrarte con la muerte o para ser un looser, ¿Tendrá eso que ver con ser sureño?

Para ir terminando, tenemos que hay un tributo sostenido a la morfología de la protagonista y sobre todo a la parte posterior de la misma (a su rabof, a su rabof déjate de…) no es exagerado decir que más de la tercera parte de la película se dedica a resaltar las bondades que dios le entregó (el Gym y la comida sana para ser exactos).

¿Y al papá lo encontró? Hay no se, al final salen unos piececitos descalzos y proyectados en un espejo pero como parte de un sueño, o sea, que mas claro quien sabe, en todo caso puede dar para profundos devaneos Lacaniano-heideggerianos post-elixires lujuriosos, con respecto al agua, los sueños, los espejos y la muerte. ¿Pero lo encontró o no? No se.


Naúm Briones